jueves, 7 de abril de 2022

En casa de Bernarda

 

La obra de Lorca siempre me conmueve y me inspira. Cuando la trabajo en clase algo en mí se desata y se desboca. Lo noto yo y lo notan los chavales: es como la poesía. Te lleva a otro lugar. Salta el tiempo y el espacio; y cuando grito que me gustaría tener el poder de Bernarda para “tener un rayo entre los dedos” -y lanzárselo-en quien realmente pienso es en la desesperación de Adela. Desnuda o vestida de verde, toma las riendas de su vida para doblegarla “con la fuerza de su dedo meñique”.


Escucho los cascos de su yegua por el empedrado y me aferro al colchón hasta que los nudillos se quedan blancos. Descabalga y me embriaga su perfume. Me llega su aliento, que se cuela atravesando la reja. Trepa por el cuello hasta mi boca y me sabe a tabaco y a libertad.

¡Entra! ¡Que revienten las vecinas, que reviente el pueblo entero, que solo importa que esa sonrisa no se la dirige a mi hermana! Ya puede caerse la casa enterrándonos a todos...

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