viernes, 21 de septiembre de 2012

Vacío en 1, 2, 3...

Estos tres micros los escribí en torno a una revista monográfica cuyo tema central era “el vacío”. En él, tenían cabida todas las acepciones: desde el “Soy Nadie” de Ulises contra Polifemo; al “Libro vacío” de la periodista mexicana Josefina Vicens que, por desgracia, fui incapaz de encontrar. Al grito “Me importa más mi vida que mi propia literatura”, Vicens sólo escribió dos novelas, pero fueron suficientes para ganar premios que sólo consiguieron por delante de ella Octavio Paz y Juan Rulfo.

21 de septiembre: Día Mundial de la lucha contra el Alzheimer. El vacío total.



Vacío en 1, 2, 3…



1

Soledad le abrió la puerta cuando entró en su piso alquilado, blanco, vacío e impersonal.

-Pronto conocerás a mi hermana mayor-musitó-.

Al día siguiente, lo primero que hizo fue buscar la sala de profesores de su instituto. Nada le salió al paso vestida de gris fantasmal.

-Encantado de conocerte. Eres nuevo, ¿verdad? Se nota por el destello de tu mirada. No te preocupes, pronto se te pasará. Entra, entra…Te presentaré a la excelente Triple A.

El señor Abatimiento, doña Autosuficiencia y Don Aburrimiento cabecearon a modo de saludo.





2

(Anuncio por palabras)

Se vende cochecito de bebé sin estrenar.



3

-“Dicen que el tiempo lo borra todo”.

-Tómate la pastilla, anda. Descansa.

- ¿Es lo mismo que “El tiempo lo cura todo”?

-Tal vez.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Lo que no

Ayer mismo en el sofá me asaltó este texto de Juan José Millás. Lo copio y subo a la carrera porque no había leído nada que explicase tan bien la demoledora sentencia de Nacho a la que le he dado mil vueltas: “En la vida importa lo que haces y lo que no. Lo que dices y lo que no”. Siempre he estado un pelín obsesionada con estos “lo que no”... pero con no tenerlos, con no dejarme nada en el tintero que creyese en ese momento que valía la pena. Creo que por esto mismo me dediqué al periodismo. Y por esta misma razón, lo abandoné.

Cortesía JJ Millás.
...pues bien, cuando mi amigo pronunció aquella frase (si hubiera tenido hijos, el mayor tendría ahora veinticinco años) pensé que en la vida de las personas era más importante lo que no sucedía que lo que sucedía. Aquel soltero aparente tenía en otra dimensión oculta una familia imaginaria, una familia que llevaba construyendo desde hacía veinticinco años. Pensé entonces que cada uno de nosotros lleva dentro un “lo que no”; es decir, algo que no le ha sucedido y que sin embargo tiene más peso en su vida que un “lo que sí”, que lo que le ha ocurrido. (...) Muchas de las mujeres que habían entregado a sus bebés a una madre falsa habían tenido después una vida feliz, en ocasiones llena de descendencia. Pero el hijo más importante era “el que no”.

Algunos de esos hijos, por su parte, habían crecido en familias falsas envidiables, pero una vez que se enteraban de su condición espuria no hacían sino añorar aquella otra familia inexistente, “la que no”.

Todo el mundo tiene una herida por la que supura un “lo que no”, que ningún “lo que sí”, por extraordinario que sea, logra suturar.

Juan José Millás. Dos mujeres en Praga.