viernes, 30 de diciembre de 2011

A veces, sólo a veces, gran amor

Dejo aquí un poema del gran José Agustín Goytisolo. Cuando cayó en mis manos, me conmoví. Sus versos tienen una preciosa potencia expresiva: Agustín hablaba de sus emociones desde la llaneza y desde la sencillez. Y entre verso y verso, también es fácil entrever la época histórica que le tocó vivir: la España gris de los 50 y 60.
 -"Los poemas son mi orgullo", decía-Independientemente de su persona, del reconocimiento o del recuerdo a su figura, él deseaba que su obra perdurara por encima de todo. Los de mi generación recuerdan la nana infantil "Érase una vez, un lobito bueno" con música de Paco Ibáñez, pero Goytisolo fue mucho más. Ojalá que todos, en algún momento del año que entra, nos reconozcamos en las situaciones que él describe. Es poesía y es vida. ¡Feliz año nuevo!
A VECES


"A veces

alguien te sonríe tímidamente en un supermercado

alguien te da un pañuelo

alguien te pregunta con pasión qué día es hoy en la sala de espera del dentista

alguien mira a tu amante o a tu hombre con envidia

alguien oye tu nombre y se pone a llorar.

A veces

encuentras en las páginas de un libro una vieja foto de la persona que amas y eso te da un tremendo escalofrío

vuelas sobre el Atlántico a más de mil kilómetros por hora y piensas en sus ojos y en su pelo

estás en una celda mal iluminada y te acuerdas de un día luminoso

tocas un pie y te enervas como una quinceañera

regalas un sombrero y empiezas a dar gritos.

A veces

una muchacha canta y estás triste y la quieres

un ingeniero agrónomo te saca de quicio

una sirena te hace pensar en un bombero o en un equilibrista

una muñeca rusa te incita a levantarle las faldas a tu prima

un viejo pantalón te hace desear con furia y con dulzura a tu marido.

A veces

explican por la radio una historia ridícula y recuerdas a un hombre que en vida fue tu amigo

disparan contra ti sin acertar y huyes pensando en tu mujer y en tu hija

ordenan que hagáis esto o aquello y enseguida te enamoras de quien no hace ni caso

hablan del tiempo y sueñas en una chica egipcia

apagan las luces de la sala y ya buscas la mano de tu amigo.

A veces

esperando en un bar a que ella vuelva escribes un poema en una servilleta de papel muy fino

hablan en catalán y quisieras de gozo o lo que sea morder a tu vecina

subes una escalera y piensas que sería bonito que el chico que te gusta te violara antes del cuarto piso

repican las campanas y amas al campanero o al cura o a Dios si es que existiera

miras a quien te mira y quisieras tener el poder necesario para ordenar que en ese mismo instante se detuvieran todos los relojes del mundo.

A veces

sólo a veces gran amor."

sábado, 17 de diciembre de 2011

¡¡Necesito un cambio de imagen!!

-Estoy harto: de mi sobrepeso, de mi imagen, de mi medio de transporte, de que sólo me quieran por el interés. Está decidido…¡Voy a cambiar!


Así que adelgazó, se rasuró la barba poblada, se hizo un buen traje a medida (corte italiano) y se compró una moto. Había rejuvenecido 20 años.

Sin embargo, su nuevo yo en el espejo no obtuvo los resultados esperados: “mentiroso”, “ladrón”, “payaso” e “intruso” fue lo más suave que escuchó. Ante tal recibimiento, casi presenta la renuncia por incapacidad laboral temporal. El problema es que sólo había tres técnicos capacitados para sustituirle y eran su competencia directa.

-Papá Noel, hay cosas que nunca deben cambiar...

martes, 29 de noviembre de 2011

Un tigre en la bañera

Ana tenía 7 años
y adoraba
las naranjas,
las magas
y pintar en las aceras.

Su lugar favorito era la bañera.
Porque era blanca, larga y fresquita.
Esa tarde, al llegar a casa,
algo extraño encontró en el fondo:
Era largo, peludo y picaba.
Era una raya.
¿De lápiz?
¿De pez?
¡NO!
¡¡De pelo!!

Pero no era un pelo cualquiera...
Entonces escuchó
un gemido,
un quejido,
un gruñido (todo junto)
Un “ay”, que brotaba de debajo de su cama.
¡¡De la cama de Ana!!

Era un tigre pelirrojo con el rabo gordo.
O eso parecía porque a Zarpa
(que así se llamaba el tigre)
¡Se le caían las rayas!

-Ana, tenía 50 rayas.
Y sólo me quedan 3 –dijo Zarpa lloroso-
Los animales del zoo se ríen de mí:
-Me llaman pelón, minino, soso
He escapado de su acoso…

-Pobrecito Zarpa, contestó Ana.
¡Si eres un tigre muy guapote!
Le rascó la cabezota y el bigote.
-Iremos a hablar con mi mamá,
(Se llama Juana)
que te escuchará,
y alguna solución encontrará.


Pero la mamá de Ana
No entendía nada.
¿Qué rayas necesitas?
¿Una raya de lápiz?-preguntó
-NO- NO- NO
¿Una raya-pez?
NO-NO-NO
-¿No será una ralla?
¡¡Pero eso es otra cosa!!
NO-NO-NO-NO

Como no la entendía,
Ana metió al tigre en la cocina.
Juana vio entonces a qué se refería:
Le dio vitaminas
Le tomó la temperatura
Y le dio una aspirina,
Pero la caída de las rayas no pasó,
y le entró tos.

Entonces Zarpa estornudó,
(pero no fue un estornudo cualquiera):
Fue magistral
Potente
Espectacular.
¡La casa entera tembló!
Y Juana tomó una decisión:
-¡Al veterinario sin hablar!


Hilario, el veterinario,
Tomó a Zarpa por la ídem
Le cepilló el lomo
Le miró la lengua,
Le frotó el morro
Y entonces sentenció:


“Lo que te ocurre, Zarpa querido,
es que tienes la garrapata de la diferencia
se pega en las colas y en las piernas,
y hace que todo sea distinto.
Lo grande es pequeño,
Lo viejo, nuevo,
Y suele dar sueño…

Ahora iremos al zoo
Y verás qué ha ocurrido.
Si tú has cambiado,
Tus amigos (ya verás),
también lo harán
sólo que en diferido…!

-Nooo, gruñó Zarpa.
¡Me llamaban pelón, minino, soso
He escapado de su acoso…!


A llegar al zoo, Zarpa nada entendía:
La jirafa era cuellicorta
El elefante no tenía trompa
El león, desmelenado
El puma, vegetariano…
Los monos estaban callados

Cuando los animales,
vieron a su compañero,
dijeron:
-Zarpa, ¿volverás?
¡No volveremos a reírnos más!
Lo que a ti te ha sucedido…
¡¡A nosotros nos ha ocurrido!!

-Sí, os echaba de menos
(Zarpa no era un tigre fiero).
-Ya sabéis que os quiero.
-dijo,
dándoles un lametón tierno-


Así que, recordad:
Con garrapata o sin ella),
Gente singular,
por el mundo encontrarás.
Que no os importe ser distinto
a los demás.
Todo sería muy aburrido
si fuéramos todos por el mismo camino.

© 2012 Inma Calvo Giménez

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Antes de las redes sociales, Calvino dijo:

(Esto lo escribió Italo Calvino en 1970: antes de las cámaras digitales,
antes de Facebook y antes de la explosión de las redes sociales que han desatado una comunicación enfervorecida y enmarañada. Es increíble la clarividencia con la que este hombre describe un fenómeno tan actual 40 años antes de que sucediera):

"Si fotografías a Pierluca mientras levanta un castillo de arena, no hay razón para no fotografiarlo mientras llora porque el castillo se ha desmoronado(...). Basta empezar a decir de algo:"Ah, ¡qué bonito!¡Habría que fotografiarlo!" y ya estás en el terreno de quien piensa que todo lo que no se fotografía se pierde; es como si nunca hubiese existido y, por lo tanto, para vivir verdaderamente, hay que fotografiarlo todo lo que se pueda. Sin embargo, para fotografiarlo todo se precisan dos vías: o bien vivir de la manera más fotografiable posible; o bien considerar fotografiable cada momento de la propia vida. La primera vía lleva a la estupidez; la segunda, a la locura"


(Toooma) De "Los amores difíciles"


NOTA: Jose, de manera más prosaíca, dice: "A algunas personas deberían conectarle una cámara en la cabeza a modo de foco de casco minero. 24 horas on line. Así se eliminaría tanta ansiedad..."







Su verdadera naturaleza



-Cada vez entiendo menos a tu madre. Mira qué pelo, ¡qué uñas!
-A mí me ha dicho que sólo está liberando su verdadera naturaleza.
-No digas tonterías y mira a ver qué está haciendo
-¡Papá!¡No está en la cocina! y por el pasillo viene rugiendo un león...

jueves, 3 de noviembre de 2011

A por el pirómano

-¿Cuándo será el incendio?-preguntó aterrado el cervatillo-.
-Afortunadamente, no será-gruño el lobo-. Por una vez nos hemos puesto todos de acuerdo. ¿Quieres un poco?
-Es la primera vez que me alegra que seas carnívoro. La urraca agradecerá que le dejes las gafas...

"Como tantas veces hizo de niño...

Como tantas veces hizo de niño, hundió los dedos hasta el fondo del tarro y luego se relamió goloso los dedos. Se limpió los dedos en la carísima camisa de marca que tanto detestaba y arrugó el sobre de la crucecita. Su mujer se pregunta todos los viernes qué diablos pasó esa tarde.

¡Auserón!



A Santiago le acaban de dar el Nacional de la Música. Madre mía, cuánto cuantísimo me alegro. Qué harta estoy de rizos dorados, de coreografías idénticas, de música enlatada...Ya era hora de que se reconociese el talento, la originalidad, la elegancia y unos estudios de filosofía que se perciben en cada letra. Genio y figura...
PD: Raquel (que pena que no leas esto) gracias por enseñarme lo buenísimo que era desde bien pequeña. Nadie de mi edad me seguía cuando cantaba sus canciones por la calle, pero a mí me daba igual...

miércoles, 26 de octubre de 2011

La vida por un lado y la educación por otro




Mi padre siempre ha dicho que eso de la "democratización de la cultura" era una barbaridad y yo, a su vez, pensaba: "¡Pero qué barbaridad que pienses que es una barbaridad!". Entendía que no estaba de acuerdo con el acceso universal a la cultura; pero es ahora, desde dentro de las aulas en el otro lado, cuando entiendo qué quiere decir. Viva la formación. Viva saltar por encima de las barreras cuando a los chavales les viene cuesta arriba estudiar por problemas de los que nunca son responsables. Viva pasar olímpicamente de la marginación a la que te condena la falta de recursos económicos. ¡Viva!-¡Viva!-¡Viva!...Pero para los que tienen ganas, para los que quieren.


Cuando la posibilidad se convierte en una obligación llegan las tensiones, las trabas, el colapso.


A cierta edad, tan frustrante puede resultar estudiar como no hacerlo. Ojalá no tirasen la toalla a los 16; pero si no hay manera, pero si no quieren, se les debería dejar el camino libre.

Doy clase en un lugar privilegiado, en un centro que es un monumento vivo; en un espacio dónde no entiendo cómo las personas que están dentro no se quedan atónitas ante la belleza. Los robles marcan el paso de las estaciones; a un palmo y desde las alturas puedes ver el arrullo de las palomas; y puedes prescindir del reloj porque el campanario marca las horas puntualmente. Ha sido ayuntamiento, convento franciscano, sede de los primeros gobiernos republicanos y refugio de guerra. ¿Por qué las clases de historia no se dan desde el claustro? ¿Por qué en ciencias no se estudian los árboles centenarios del patio?¿Por qué en latín no se comienza descifrando las inscripciones de la fachada?


Como dice Jose: "En el instituto sólo es necesario aprender a amar la lectura y la regla de tres" -¡Y el sentido común!-¿Cómo se dice esto en latín?¡Mhmmmmm!

domingo, 9 de octubre de 2011

Descubrimiento



Hoy he descubierto un espacio lleno de posibilidades al lado del piset: es un rastro que me emociona porque estos lugares van como anillo al dedo a mi carácter, marcado por una fuerte querencia hacia el desorden y el caos.


Un piano de cola me daba la bienvenida: "¡Mírame!" -decía-"Todavía soy hermoso y soberbio. Entra y encontrarás un mundo de maravillas".


No he podido negarme y he caído de cabeza al estropicio repleto, desbordado y desbordante. Al pasar, escuchaba viejas historias

-"¿Quieres que te cuente qué le ocurrió al niño que tomó conmigo la Primera Comunión?"-me dijo un reloj de pulsera blanquito-.
-"Deberías haber visto a Anna el día que me estrenó"-susurró un vestido apolillado desde un armario entreabierto-. "Estaba preciosa, pero eligió al hombre equivocado..."


Allí y allá escuchaba sus voces. Y al recorrer los estantes, la colección de pipas tosía y carraspeaba; los anillos refulgían; las radios viejas intentaban resintonizarse y las lámparas de cuentas y los platos desportillados suspiraban por recuperar el brillo perdido. Todos intentando llamar la atención. Todos anhelantes por encontrar una nueva utilidad y por narrar a su dueño su pasado.
Al encontrarne con una vieja Olivetti (intacta) he pensado inmediatamente en mi padre y en cómo me dormía escuchando el sonido intermitente del teclado mientras él ponía exámenes hasta bien tarde.
Pero yo no había ido ni a por el piano, ni a por la pipa, ni a pensar en papá; sino a por dos vulgares sillas de plástico playeras para mi flamante terraza de piso de alquiler. Ellas no hablan, no parlotean, ni se comunican así que voy a taparlas con dos plantas carnívoras. Ahora mismo las escucho roer el plástico...

jueves, 29 de septiembre de 2011

Milan



Milan Kundera dice que todas las personas necesitamos un público, de manera que nos clasificamos en cuatro grupos marcados por la mirada de los demás:
En el primero están los individuos que precisan a la gran masa anónima. Aquí entrarían los actores, los cantantes, los periodistas y los escritores.

En el segundo, se hallarían aquéllos necesitados de afectos reales provinientes de amigos. Son las personas que tienen un grupo social amplio, y que se preocupan constantemente de mantener la cohesión entre todos ellos organizando encuentros, cenas, reuniones de todo tipo...

En el penúltimo grupo de esta tipología están los enamorados, quienes sólo buscan la mirada de la persona amada.

El último -y, según Milan, el más valioso-está destinado a los soñadores: aquéllos que escriben y actúan pensando en quién no está presente, en una ausencia eterna de la cual no se curan.

Me pregunto en qué clasificación me incluyo. Creo que he oscilado por todos y parte de mí se identifica con cada uno de los subgrupos, pero ya no plenamente. Desde luego, el último es mi favorito. Me caen bien los soñadores, las personas que viven en otro plano. Los reconozco a la primera y más si son jóvenes. Siempre les perdono que no hagan caso, que descuiden las contestaciones. ¿Dónde estás? Probablemente, huyendo de una realidad que no te dice nada... 

El desconocimiento que en Occidente tenemos de nosotros mismos resulta aterrador.