Es verano y tengo
la terraza por barrer,
los libros por leer,
la comida por hacer.
Y en lugar de producir,
de arreglar algo,
de ordenar el despacho...
Escribo.
Escribo por rebeldía,
por consuelo,
por llamar a las musas,
por llenar el día.
Por volver a mi antigua vida
de escrituras y desventuras.
Y mientras,
mi suegro duerme.
la ropa se tiende.
El gazpacho, la ensalada,
la cerveza en la nevera.
Pero si mi vida no estuviese así de enmarañada,
nada sería.
Ni hoy, ni mañana, ni ningún día.
Así que no te quejes,
-¡Que no lo hago!-
Pero llego tarde.
- ¿A qué, si puede saberse?
Pues no contesto,
porque no me acuerdo,
porque acabo este poema dos años después del día su comienzo.
-(Eso es velocidad)
Pero sí guardo estas líneas,
porque hoy...
Hoy, me concentro.
Para poner notas.
Porque claro, ya no es agosto, ni verano.
Sino un junio cabestro.
Acaba un curso eterno.
Así no serás nunca escritora.
!Escritor es quien escribe!
Así que no te quejes,
tómate en serio, afila la tecla y relaja la mente.
(Pero si me tomo en serio ya no seré yo) :)
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