¡Cuánto necesitaba encontrar la sorpresa en un poema! El objetivo este año para cualquiera: salir del grupo del ochenta y tres; y entrar de cabeza en el de veintitantas.
De cada cien personas,
las que todo lo saben mejor:
Szymborska, Nobel de Literatura en 1996. Cortesía Reuters. |
Las inseguras a cada paso:
casi todo el resto.
Las prontas a ayudar,
siempre que no dure mucho:
hasta cuarenta y nueve.
Las buenas siempre,
porque no pueden de otra forma:
cuatro, o quizá cinco.
Las dispuestas a admirar sin envidia:
dieciocho.
Las que viven continuamente angustiadas
por algo o por alguien:
setenta y siete.
Las capaces de ser felices:
como mucho veintitantas.
Las inofensivas de una en una,
pero salvajes en grupo:
más de la mitad seguro.
Las crueles,
cuando las circunstancias obligan:
eso, mejor no saberlo,
(ni siquiera aproximadamente)
Las sabias a posteriori:
no muchas más
que las sabias a priori.
Las que de la vida no quieren más que cosas:
cuarenta.
Aunque quisiera equivocarme,
las encorvadas, doloridas
y sin linternas en lo oscuro:
ochenta y tres.
Tarde o temprano,
las dignas de compasión:
noventa y nueve.
Las mortales:
cien de cien.
Cifra que por ahora no sufre ningún cambio.
Wislawa Szymborska
Contribución a la estadística
Gracias por publicarlo. Además de remover conciencias, estoy de acuerdo con la autora en la conclusión final: 100%.
ResponderEliminarPues sí, todos somos dignos de compasión por perder tanto el tiempo en angustias, en envidias, en crueldad. Gracias a ti por participar.
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