sábado, 15 de septiembre de 2012

Lo que no

Ayer mismo en el sofá me asaltó este texto de Juan José Millás. Lo copio y subo a la carrera porque no había leído nada que explicase tan bien la demoledora sentencia de Nacho a la que le he dado mil vueltas: “En la vida importa lo que haces y lo que no. Lo que dices y lo que no”. Siempre he estado un pelín obsesionada con estos “lo que no”... pero con no tenerlos, con no dejarme nada en el tintero que creyese en ese momento que valía la pena. Creo que por esto mismo me dediqué al periodismo. Y por esta misma razón, lo abandoné.

Cortesía JJ Millás.
...pues bien, cuando mi amigo pronunció aquella frase (si hubiera tenido hijos, el mayor tendría ahora veinticinco años) pensé que en la vida de las personas era más importante lo que no sucedía que lo que sucedía. Aquel soltero aparente tenía en otra dimensión oculta una familia imaginaria, una familia que llevaba construyendo desde hacía veinticinco años. Pensé entonces que cada uno de nosotros lleva dentro un “lo que no”; es decir, algo que no le ha sucedido y que sin embargo tiene más peso en su vida que un “lo que sí”, que lo que le ha ocurrido. (...) Muchas de las mujeres que habían entregado a sus bebés a una madre falsa habían tenido después una vida feliz, en ocasiones llena de descendencia. Pero el hijo más importante era “el que no”.

Algunos de esos hijos, por su parte, habían crecido en familias falsas envidiables, pero una vez que se enteraban de su condición espuria no hacían sino añorar aquella otra familia inexistente, “la que no”.

Todo el mundo tiene una herida por la que supura un “lo que no”, que ningún “lo que sí”, por extraordinario que sea, logra suturar.

Juan José Millás. Dos mujeres en Praga.

4 comentarios:

  1. Pues si, esto es entrar o volver a entrar o retomar si es que es verdad que te fuiste.
    Vuelves a provocar, desatar mi lengua callada que esperaba agazapada el retorno del encuentro en la palabra y lo haces con el amigo Millás que tantas veces me encuentra también, me toca también.
    "Lo que no" "Los que no" "Mis lo que no". Yo maduro a través de "lo que no" porque "lo que si" no lo pienso, me atrapa, me lleva a la deriva, me hace navegar por las aguas tranquilas de la vida, solo los "lo que no" se meten en mis heridas como puñados de sal gorda, mojada y denuncian, a veces, solo a veces, lo mucho que duele la vida.
    El otro día me asaltó un "lo que no" , los "lo que no" son así, imprevisibles, fortuitos, desafían al tiempo y se cuelan en espacios comunes, corrientes cuando ya los crees muertos pero no es cierto porque los "lo que no" nunca mueren.
    Los "lo que no" se disfrazan de mil maneras, juegan al despiste. Mi "lo que no" quiso confundirme engañando mis sentidos, en concreto, mis oídos. Me cogió de espaldas, a traición claro, susurró mi nombre con sus cinco letras con la mayor de las dulzuras. El corazón desbocado, las piernas sin respuestas, agarrada a una estantería. Supe al instante que era un "lo que no", este en concreto venía disfrazado de padre amoroso que llamaba a su hijita con mi mismo nombre y que andaba perdida en una librería, enredada entre mis faldas.
    Te dejo con "un pensament" también del amigo Millás que decía que "La escritura como aquel bisturí eléctrico, abre y cauteriza al mismo tiempo las heridas"
    Feliz, feliz por tu vuelta.
    Laura

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    1. Siento el retraso, pero hasta ahora no había forma de abrir la ventana de esta entrada, ni de leer comentarios, ni de saber quién había escrito qué. Cuando lo consigo… ¡me reencuentro con la Laura más críptica! Siempre me alegra leerte, lo sabes, ¿verdad? He de decirte que me alegra que este blog te desate la lengua y la melena (de Millás es el mérito y de su finísimo análisis); pero sí, creo que todo el mundo vive demasiado encorsetado pero, por favor, no digas que tus “los que sí”te hacen vivir a la deriva. Imagínate por un momento que se pudiesen convertir en “lo que no” ¿Serías más feliz realmente?¿Estás segura? Si elegiste el “sí” en lugar del “no” sería por algún motivo. Todo el mundo tiene algún “lo que no” debajo de la cama ¡claro! Así es y será. Y yo la primera, la primerísima, pero siempre he luchado contra ellos. Si valían la pena, tenían que ser “lo que sí”, tenían que ser “lo que sí”…¡¡dentro de mis posibilidades!! No puedes controlar todos los factores que se dan en tu vida: otras personas, otros tiempos, otros lugares y obligaciones. Los tuyos y los de los demás. Es imposible. Puedes pasar la escoba por debajo de la cama una y otra vez y tu “lo que no” se empecine en quedarse ahí abajo aunque le llames mil veces para que salga y le arrees un plato de sardinas para engatusarlo. Si no quiere o no puede salir, allá él (o ella, o ello). Qué se le va a hacer. Cuenta lo que hace cada uno. El resultado final es relativo. Si empiezo a contarte todos “lo que no” que tengo acumulados en distintos ámbitos de mi vida, no termino; pero son y están porque se han empeñado en vivir ahí abajo. Para mí lo que duele es lo que sí. Y no es dolor, es lo que me sacude cada día…Laura, nunca, nunca, dejes de vivir sin sorprenderte.
      (Claro que me marché. Era necesario. Pero tengo varios aguijones que me espolean siempre hacia delante: quiero abrir otro blog y no dejar atrás otros proyectos. Esa es otra cuestión: puedes poner todo tu empeño y acabar en vía muerta. Pero bueno, que por ti no haya quedado…)

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  2. Quizás por aquello de que "uno se arrepiente de lo que NO hace, pero no de lo que sí hizo"...
    Como que la carencia de lo que no hay, no se tiene, no se hace o no se dice siempre pesa más que lo hecho y dicho. ¿Naturaleza humana? ¿Inconformismo? ¿Afán de superación? ¿Deseos encubiertos?... ¡qué cada uno escoja su cliché!... o no. Aunque al final uno podría arrepentirse de no haberlo escogido ;)

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    1. Puf, Nuria, un 30% de cada y un 10% al final y tenemos la receta perfecta. Más pizca de lo que te de la gana. Lo cocinamos, al horno...¡¡y luego nos lo dejamos porque engorda o nos quejamos de que la masa no estaba esponjosa!! El caso es quejarse y lamentarse. Noooo, yo ya he aprendido la lección. No me pongo más en el rompeolas.

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