jueves, 27 de marzo de 2014

El reino del esplendor

Cuelgo textos medio a escondidas o más bien escondida plenamente en el salón de plenos. Debería estar haciendo otras cosas, debería estar preocupándome de otros asuntos o atendiendo cualquier otra tarea que parece no terminar nunca; pero estoy ahíta de deberes y de sentir que el tiempo se escapa sólo en obligaciones.  En esta reunión soporífera te saco del bolsillo aunque me miren mal (menos mal que no te he dejado en casa). Aquí falta sentido común y sobra economía.
A Suárez también le gustabas.
En la cumbre de la alegría;
por el reino de la dulzura
junto a la umbría deleitable
sobre el reino del esplendor
Tales lugares deseaba
a quien le dijo solamente
que iba con él a donde fuese
sin preguntarle si quería.
La miró mientras caminaban:
está jugando a formar aros
con el humo del cigarrillo;
Tiene un aire de colegiala
cometiendo una diablura
en plena calle y a horas altas;
Pero su paso es mesurado.
No puede haber nada tan bello
aunque es de noche. Ahora se alza
de puntillas para besarle.

De “La noche le es propicia.” 1992.